Como humanos y mortales debemos comprender que esta vida tiene un final, y eso nos permite vivir con intensidad esta experiencia. Con intensidad de calidad y no de cantidad. Estar más presentes y menos ausentes, con menos distracción y más comprensión de nuestra naturaleza humana.
Y es que la muerte es segura, no hay vuelta atrás ni forma de parar este final, por lo tanto hay que aceptar lo inevitable y vivir este momento plenamente.
El miedo a ese instante es natural y real al ver que hay un final, pero esto no puede cegarte a perderte muerto en vida.
La virtud está en vivir una vida amada, compartida, tranquila y serena. Con la satisfacción de haber vivido cada momento sin lamento.
Por eso, te invito a tomar la responsabilidad de tu vida, pensar libremente, actuar consecuentemente y hacer de tu existencia tu fuente de poder.